En la mayoría de los sistemas de transmisión, una de las principales fuentes de pérdida de potencia es la malla de engranajes cargada. Las pérdidas elevadas provocan un alto consumo de energía, altas temperaturas, envejecimiento prematuro del aceite, mayor riesgo de fallo y mayores requisitos de refrigeración. En muchos casos, la alta eficiencia no es el enfoque principal ni el criterio de diseño, ya que la capacidad de carga o la excitación de vibraciones predominan en el diseño de la forma del engranaje. Estos criterios de diseño contrarrestan en su mayoría la mayor eficiencia posible. Se muestran las influencias de los parámetros de la geometría del engranaje en la eficiencia del engranaje@capacidad de carga@y la excitación. De ello se pueden derivar instrucciones de diseño que conduzcan a engranajes de bajas pérdidas con capacidad de carga equivalente. Según las preferencias de los diseñadores, estas directrices se pueden seguir en mayor o menor medida, lo que conduce a un diseño de engranajes más o menos convencional, pero más eficiente. Los engranajes de bajas pérdidas pueden ahorrar una cantidad sustancial de energía en comparación con los engranajes convencionales. La reducción de la pérdida de potencia depende de las condiciones de funcionamiento y puede sumar hasta aproximadamente el 70% de la pérdida de potencia de los engranajes convencionales. Estos engranajes de bajas pérdidas tienen ventajas significativas en términos de consumo de energía (desarrollo de calor) y requisitos de refrigeración. Para obtener la misma capacidad de carga y una excitación de vibración adecuada, deben diseñarse con una mayor distancia entre centros o ancho de cara.